Isabel Leret Verdú

Podría decir que las manualidades  acompañaron cuna sin errar. Recuerdo esas tardes de Domingo, yo muy pequeña, en las que acompañaba a mi madre y a mi abuela en esas charlas con su ganchillo o agujas en mano. Ante la insistencia del “yo quiero aprender”, me tuvieron Domingos y Domingos haciendo esas cadenetas interminables hasta que decidieron que el modo de coger ganchillo y movimiento de mano era el adecuado y ahí aprendí el resto de los puntos, enano, alto etc. Aún no levantaba mucho más de 1 m del suelo, cuando junto con mi madre pasé largas jornadas terminando el bordado de una mantelería que mi hermana quería presentar en la exposición del colegio. Con el tiempo y ya en la época universitaria, entraron entre mis manos, esas agujas largas de diferentes grosores en función de los cabos de lana utilizados, y el diseño de jerséis etc., ocupaban esos tiempos libres. Recuerdo que por aquel entonces “ Muestras y Motivos” y “Labores del Hogar” eran las publicaciones que mas seguía.

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Comencé a trabajar en mi profesión como geóloga de exploración de petróleo pero en mi tiempo libre siempre una aguja de cualquier tipo o ganchillo produjeron  tapetes, colchas cojines, cortinas, jerséis para los hijos que fueron llegando. En los años 90 surgió el cambio de residencia y de país. En el Cairo me encontré ante una nueva forma de vida, y allí fué donde el patchwork se coló convirtiéndose en una dedicación, profesión y filosofía de vida  permanente. Como autodidacta buscaba siempre en las librerías esos libros en inglés que me guiaran. Por aquel entonces esta manualidad era completamente desconocida en España, pero con el paso de los años alcanzó una difusión grandiosa aunque perdió en camino parte de su filosofía del compartir tanto telas como diseños. El estarcido, pintura en madera, scrap booking, petite point,  tuvieron también  su dedicación en estos 9 años en los que estuve viviendo en Egipto. En ese momento cada viaje de vuelta de España era cargada con todas las revistas que encontraba de “Manos Maravillosas”.

Tanto en El Cairo como en Brasil, Rio de Janeiro y finalmente Noruega, las reuniones en casa eran obligadas con el objetivo de enseñar aquello que sabia y que la gente disfrutase lo mismo que yo disfrutaba con ello. Por un periodo de 5 años en los que estuve viviendo en Madrid tuve el placer de disfrutar y compartir con mis alumnas, mis amigas para siempre, unas horas inolvidables en las que esa aguja, la número 12, esa que al principio se perdía entre dedos y que después ocupó reinado, nos hacia cambiar diseños, crear otros nuevos y compartir esos momentos que durante el resto de la semana se deseaba que llegaran. Era nuestro momento creativo y de terapia.

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Aproximadamente durante más de 10 años colabore gratuitamente con la revista “Manos Maravillosas” con el objetivo  de difundir esta actividad tan relajante y diluyente de los problemas diarios. En los últimos 4 años, punch needle, rug hooking, braided rug etc., hicieron su entrada. Los diseños los iréis conociendo a medida que se vayan generando.

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Todo lo que aquí se presenta y se pone en  venta son diseños originales, no existen copias, salvo que alguna persona con mala fe se haya apropiado de mis diseños, que no del trabajo. Todos los aquí fotografiados son originales y decido poner en venta por razones obvias de espacio. Las telas son las originales del momento esas que tiene una vida efímera porque después de unos meses desaparecen del comercio.